El mundo de la gastronomía genera interés en diferentes partes del mundo y en distintos sectores de la sociedad, lo cual permite que surjan tendencias y movimientos que ayuden a mejorarlo y hacerlo más sustentable. Un buen ejemplo de esto es la comida lenta o slow food.
Precisamente, esta llamativa, provechosa y revolucionaria filosofía será el “menú” principal de este post, ya que abordaremos en qué consiste, cómo funciona y cuáles son sus principales beneficios.
Si te parece una buena idea aprender a fondo sobre el fenómeno slow food, ¡sigue leyendo!
¿Qué es el fenómeno slow food?
Se trata de un movimiento de alcance mundial, que tiene como filosofía que las personas empecemos a comer con minuciosidad y calidad, prestando atención a los ingredientes, la procedencia de estos y el modo de cocinarlos.
Además, intenta ser un contrapeso ante la estandarización de sabores y menús que ha generado, principalmente, la gigantesca industria de comida rápida en los últimos años. En cambio, promueve la diversidad de ingredientes, principalmente naturales, y en consecuencia de gustos y matices.
Todo esto refleja que, además de ser una corriente conceptual y filosófica, es también una tendencia en platillos, que fomenta recetas que combinan la calidad con la salud y la mezcla de múltiples y deliciosos sabores.
Pero, más allá de todo lo abordado hasta ahora, ¿cómo la slow food beneficia, concretamente, al mundo?
¡Veamos!
Beneficios de la slow food
Realmente son muchos los beneficios que este movimiento trae al mundo de la cocina, los restaurantes y la alimentación. Que la slow food se haya convertido en una tendencia en platillos trae muchas cosas positivas al mercado y los comensales, como.
Apoyo a productores locales
Una de las ideas de la slow food es el uso mayoritario de ingredientes locales en las recetas. Esto ayuda a que los comensales disfruten de platillos muchos más frescos, a la vez que hace a la industria gastronómica menos contaminante, ya que se reduce el recorrido necesario para que los insumos lleguen a restaurantes y establecimientos similares.
Por supuesto, los principales beneficiados de estos son los pequeños y medianos productores locales, que se convierten en una alternativa atractiva, lo cual les permite competir ante importadores y grandes corporaciones.
Mejoras nutricionales
El movimiento slow food y sus miles de asociados están en constante estudio de combinaciones, ingredientes, métodos de preparación y otros elementos que puedan hacer más saludables los platillos, sin sacrificar la calidad y el buen sabor.
Por ese motivo, esta tendencia puede valorarse como un mecanismo que promueve mejoras nutricionales en la población y en las nuevas generaciones, fomentando formas de alimentarse mucho más sustentables.
Diversidad de sabores y gustos
Otro punto a destacar de esta tendencia en platillos, que mencionamos al inicio del texto, es su posición contra la estandarización de sabores, un elemento constante en la comida rápida. Gracias a la slow food podemos disfrutar de recetas originales e integrales, que incluyen una amplia variedad de ingredientes, mayormente saludables y beneficiosos para el organismo humano.
Sustentabilidad del mercado gastronómico
Los diferentes puntos que hemos abordado nos permite concluir que esta tendencia en platillos puede ayudar a que el mercado gastronómico sea mucho más sustentable.
Y es que se trata de un movimiento que busca generar que ganen todos, tanto usuarios y comensales como las organizaciones que hacen vida en la industria, quienes pueden mantener o superar sus márgenes de rentabilidad con un enfoque de bienestar, salud y diversidad.
¿Te resultó de provecho todo lo que hablamos en este post? Si tienes alguna duda o necesitas más información acerca del tema abordado, ¡no dejes de escribirnos en la casilla de comentarios! ¡Te ayudaremos con gusto!